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ACTO DE BONDAD

un articulo de
Asaro Daniel





  A veces mi cerebro se queda anclado en una idea. 
  Pensaba en la realidad: en como intentan torcer nuestra percepción de ella, en realidad. Me hice un nudo. Ya lo desenredo. Si uno permanece demasiado tiempo en la virtualidad, le parece que el mundo es un lugar hediondo. Ellos, los "ellos" que hacen de la fealdad un negocio. No soy inocente y sé que todo lo que está del otro lado de la puerta, en ocasiones es espantoso e injusto. Pero la contaminación a la que nos someten, nos hace creer que es eso y nada más. Cierta vez, no sé en que circunstancias ni con quien, alguien desmereció el trabajo de mozo. Le contesté que quizás un cirujano tenía una operación complicada a las nueve de la mañana. Supongamos que debe intervenir a un niño. En el camino al hospital, resuelve tomar un café para despejarse. Tiene la enorme fortuna que lo atienda un buen mozo, un mozo cordial que lo conoce, le hace un comentario agradable, tal vez que ya se huele la primavera y va a ser un día hermoso. El café está a punto. El mozo le dice si quiere una medialuna, que aún está caliente.  El médico asiente: no sólo está caliente sino crocante. Va a la clínica con ese estado de ánimo y la operación es un éxito. El niño despierta a las diez horas, libre ya de la amenaza y ve el rostro radiante de su madre. ¿Alguien en su sano juicio dudaría que ese mozo, a quien pocos dan importancia, tuvo su parte de mérito en esa compleja operación?
 ¿Y a qué viene esto?
  A que la bondad es un virus contagioso.
  Hay una periodista hedionda a quien pagan por herir. Hiere la sensibilidad...y algunas personas que tienen las defensas bajas, le creen. Alguien cercano a mí le cree: es muy viejo y fácil de impresionar. Aquello que escucha lo intoxica. Se cree que del otro lado de la puerta hay tierra arrasada. Trato de convencerlo que no; que alguna vez se olerá la primavera y que quizás mañana sea un buen día.
  Eso me sucedió hace un rato. Salí de ver a esa persona que amo, con un ánimo ensombrecido, porque dije antes que la bondad es un virus contagioso, pero el desánimo, la negrura, también lo es. Tal vez me hubiese ido a acostar, contagiando a quienes me rodeaban con esa bacteria nociva, cuando sucedió algo más.
  Quería comprar fruta. Esperé mi turno. Delante había un chico de unos doce años. Pidió unas papas. El verdulero le dijo si un kilo o dos. El pibe dijo dos. Y agregó: "Pero no tengo plata". El hombre detrás del mostrador lo observó con una mirada severa y pensé lo peor, de hecho estuve a punto de intervenir, cuando le dijo: "¿Pero yo te pedí plata? Si no te pedí plata". Y le dio las papas más un zapallo calabaza,  manzanas, tomates, más fruta. El chico cargó dos bolsas. Hubo una sonrisa de complicidad del verdulero, que desordenó el flequillo del chico y me miró, guiñándome un ojo.
  Ahora bien: yo sólo iba a comprar unas bananas y alguna fruta de estación.
  En cambio, gasté casi dos mil pesos.
  Detrás había una chica con su novio. Tenía los ojos llorosos. Le sonrió a su novio. Una sonrisa muy bella.Puede que ese contagio los haya encendido y esa noche, resuelvan hacer el amor. Y engendren un niño hermoso. Quien sabe. Detrás de ellos, una mujer de unos cincuenta años tenía una mueca de plenitud y asintió, quizá porque conocía al verdulero y su buen corazón.
 Se formó un microclima. Había algo en el aire. Hacía frío y llovía, pero adentro de la verdulería era primavera.
 ¿Lo ven? La bondad es contagiosa. La decencia, la humildad, el tender la mano, desordenar un flequillo, guiñar un ojo.
  Nada de lo que ocurría en la tele, en la red, en los chats donde la envidia cotiza en bolsa, ensombreció mi ánimo.
  Eso es todo. Una anécdota pequeña, que contiene al mundo.
  Conozco lo que hay detrás de la puerta; ah, sí, por desgracia lo conozco bien.
  Pero también sé de un lugar donde la primavera no se corre y dónde hay alguien que no pide nada a cambio, es un experto desordenador de flequillos de chicos sin dinero y un guiñador de ojos consumado.
  Todos ustedes, seguro, conocen un lugar así.
  Buenas noches. De corazón, se los deseo.


DANIEL ASARO
30/3/2022
Foto extraída de Internet

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